viernes, febrero 06, 2009

Sobre pesca: una amenaza a la biodiversidad marina


A pesar de su crucial importancia para la supervivencia humana, la biodiversidad marina está en un peligro cada vez mayor, ocasionado por la disminución de las pesquerías y otros graves problemas.

La pesca es fundamental para la subsistencia y la seguridad alimenticia de 200 millones de personas, en especial en el mundo en desarrollo. Una de cada cinco personas en este planeta depende del pescado como fuente primaria de proteínas. Según las agencias de Naciones Unidas, la acuacultura -crianza y cultivo de organismos acuáticos, incluyendo pescados, moluscos, crustáceos y plantas acuáticas - está creciendo más rápido que todos los otros sectores que producen comida de origen animal. Sin embargo, en contraste con los hechos y las cifras sobre el acelerado crecimiento de las tasas de producción mundial de la acuacultura, otras estadísticas menos alentadoras muestran que las principales reservas marinas de pescado en el mundo están en peligro, amenazadas por la sobrepesca y la degradación del medio ambiente.

"La sobrepesca no puede continuar", advirtió Nitin Desai, Secretario General de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo en el año 2002. "El agotamiento de las pesquerías representa una amenaza para el abastecimiento de alimentos para millones de personas".

El Plan de Aplicación de Johannesburgo llama al establecimiento de zonas marinas protegidas (MPAs, por sus siglas en inglés), que muchos expertos creen pueden tener la llave para conservar y aumentar las poblaciones de peces. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación, en Cambridge, Reino Unido, menos del uno por ciento de los océanos y mares del mundo son actualmente zonas marinas protegidas.

Sin embargo, la magnitud del problema a menudo pasa desapercibida, si se considera la competencia que representan las campañas contra la deforestación, la desertificación, la explotación de los recursos energéticos y otros dilemas relacionados con la reducción de la biodiversidad. Por una parte, rara vez se señala el rápido crecimiento de la demanda de pescado y de productos relacionados, tanto en el ámbito nacional como en los mercados de exportación, lo que lleva a que los precios del pescado suban más rápido que los precios de la carne. Como resultado, las inversiones en esta industria se han vuelto más atractivas tanto para los empresarios como para los gobiernos, lo cual también afecta negativamente a la pesca a pequeña escala y a las comunidades pesqueras en todo el mundo. En la última década, en la región del Atlántico norte, las poblaciones de peces con valor comercial, como el bacalao, la merluza, el abadejo y la platija han disminuido hasta en un 95%, suscitando llamados urgentes a la acción. Algunos han recomendando incluso tomar medidas como la prohibición absoluta de la pesca para permitir la regeneración de las especies, iniciativas que desatan la ira de la industria pesquera.

De acuerdo a la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se calcula que más del 70% de los peces en el mundo está siendo explotado al máximo de su capacidad o incluso ha sido agotado por completo. El incremento dramático en el uso de técnicas destructivas de pesca en todo el mundo está aniquilando a mamíferos marinos y a ecosistemas enteros. Según los informes de la FAO, la pesca ilegal, sin registro y sin regulación está aumentando a nivel mundial, pues los pescadores buscan evadir las leyes estrictas que se han puesto en práctica en muchos lugares, para enfrentar la reducción en las capturas y el agotamiento de las reservas de peces.

Pocos países en desarrollo, si es que los hay, y sólo un número limitado de países desarrollados están en camino de poner en efecto este año el Plan de Acción Internacional para prevenir, desalentar y eliminar la pesca no declarada y no reglamentada.

A pesar del hecho de que cada región cuenta con una Convención Regional sobre el Mar, y de que aproximadamente 108 gobiernos y la Comisión Europea han adoptado el Programa Mundial de Acción para la Protección del Medio Ambiente Marino de Actividades Terrestres, los océanos se están perdiendo al doble de la velocidad que los bosques.

El Foro de Johannesburgo, puso énfasis en la importancia de restaurar las pesquerías agotadas y reconoció que la pesca sostenible requiere de alianzas entre los gobiernos, los pescadores, las comunidades y la industria. La disposición exhorta a los países a ratificar la Convención de Derecho del Mar y otros instrumentos que promueven la seguridad marítima y protegen el medio ambiente de la contaminación marina y del daño ambiental ocasionado por los barcos. Sólo un enfoque multilateral puede contrarrestar la tasa de agotamiento de las pesquerías del mundo, la cual se ha elevado más de cuatro veces en los últimos 40 años.

Para más información:
Sr. Nick Nuttall, Jefe de Medios de Información, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Nairobi, Kenya.
Tel: 254 20 623084, Celular: 254 (0) 733 632755, Fax: 254 2 623692, Correo electrónico: nick.nuttall@unep.org
Sra. Ellen McGuffie, Oficial de información , Sección de Desarrollo, Departamento de Información
Tel: (1 212) 963-0499, Correo electrónico: mcguffie@un.org

Perú y Colombia figuran entre los países más afectados por el cambio climático


Washington.- Los sectores pesqueros de Perú y Colombia figuran entre los que podrían ser los más afectados en Suramérica por el cambio climático, pronostica un estudio internacional difundido hoy por la revista Fish and Fisheries.
ampliar foto. (EFE)

Los países vulnerables identificados por el estudio producen el 20 por ciento de la pesca mundial y deberían ser prioritarios en los esfuerzos de adaptación que permitan afrontar los efectos del cambio climático.

La destrucción de los arrecifes, la irrupción de mares en hábitat de agua dulce y el mayor número de tormentas costeras resultantes del aumento de la temperatura supondrán dificultades sin precedente para millones de personas en países dependientes de la pesca en Suramérica, África y Asia, agregó.

La investigación, que identifica por primera vez a 132 naciones vulnerables al cambio climático en su industria pesquera, fue realizada por científicos del Centro Mundial de la Pesca, de universidades inglesas y alemanas, así como de la Comisión del Río Mekong (Vietnam).

Los científicos basaron su evaluación en factores ambientales, riqueza pesquera, dieta y economía.

El informe indica que en la región norte de Suramérica, principalmente Colombia y Perú, el cambio climático podría alterar las corrientes costeras que son hábitat de anchoas, sardinas y otras variedades ictiológicas.

Como ejemplo cita los cambios causados por el fenómeno de El Niño que han demostrado que un aumento de las temperaturas oceánicas podría provocar una declinación en las poblaciones de anchoas.

La vulnerabilidad de Colombia y Perú se explica por el alto volumen de captura destinada a la exportación y los cambios importantes en la temperatura previstos para el 2050, señala.

Sin embargo, el estudio destaca que las economías de esos países son más grandes o sus índices de desarrollo más elevados que los de las naciones vulnerables africanas, "lo que representa una mayor capacidad de adaptación para afrontar las posibles repercusiones del cambio climático".

El reto para Colombia y Perú es reducir la vulnerabilidad con una mejor gestión de los recursos pesqueros, la planificación de la adaptación a largo plazo y el fomento de la investigación científica, dice el informe.

Según explican los científicos, los países que necesitan más atención no son necesariamente los que sufran el mayor impacto sobre su riqueza pesquera.

Más bien, serán naciones en las que la riqueza ictiológica representa una mayor influencia en la dieta, el ingreso y el comercio y que tienen escasa capacidad para adaptarse a los problemas causados por el cambio climático.

Al respecto señalan que en países vulnerables el pescado representa el 27 por ciento del consumo de proteínas, en tanto que para los no afectados ese consumo es de sólo 13 por ciento.

Los países vulnerables identificados por el estudio producen el 20 por ciento de la pesca mundial y deberían ser prioritarios en los esfuerzos de adaptación que permitan afrontar los efectos del cambio climático, según los científicos.

"Desde una perspectiva estrictamente ambiental, los países de las latitudes altas sufrirán el mayor impacto en su riqueza pesquera como consecuencia del cambio climático", manifestó Edward Allison, director de política, economía y ciencias sociales del Centro Mundial de la Pesca.

"Pero, desde el punto de vista económico, los habitantes de los trópicos y los subtrópicos probablemente sean los que más sufran por la importancia de la pesca en su dieta y porque tienen una capacidad limitada para desarrollar otras fuentes de ingreso y alimentación", añadió.

Allison, autor del informe, hizo un llamamiento a los organismos financieros mundiales para que ayuden a los países más vulnerables.

"El daño se multiplicará a menos que los gobiernos y las instituciones internacionales, como el Banco Mundial, actúen ahora e incluyan al sector pesquero en planes para afrontar el cambio climático", agregó.

"Los problemas causados por el cambio climático son de por sí graves. Lo que los empeorará serán las debilidades económicas e institucionales de los países vulnerables", indicó Steve Hall, director general del Centro Mundial de la Pesca.

"Las industrias ictiológicas ya están bajo enorme presión debido a la pesca excesiva, la pérdida de hábitat, la contaminación y toda una serie de otros factores", añadió.

miércoles, febrero 04, 2009

Laboratorios gemelos Cayetano Heredia - Berkeley

Una experiencia inédita en lo que respecta a la cooperación científica internacional del Perú ha inaugurado Carlos Bustamante. El renombrado científico peruano ha convencido a sus colaboradores en su laboratorio de la Universidad de Berkeley para que venieran al Perú y montaran un laboratorio gemelo al que tiene en esa universidad en la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
El laboratorio está compuesto por un equipo de pinzas ópticas con el que se puede manipular moléculas ADN individuales, con el que se puede estudiar su dinámica.

Para manejar este equipo, Daniel Guerra, ahora director de este laboratorio en la Cayetano Heredia, debió prepararse en Berkeley, bajo la dirección de Carlos Bustamante. Daniel Guerra hizo su doctorado usando este equipo se apresta a investigar las moléculas que tienen que ver con la tuberculosis, en el marco de un proyecto interdisciplinario.
Comprender las fuerzas que dominan la molécula ADN significa comprender las fuerzas fundamentales de la vida. Estas fuerzas son las que le permiten a las moléculas del ADN responder a las fuerzas que el ambiente ejerce sobre ellas.

El equipo que dirigirá Daniel Guerra, está compuesto por jóvenes investigadores de la propia Universidad Peruana Cayetano Heredia, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y de la Universdidad Nacional de Ingeniería.
Carlos Bustamante busca que en el Perú se desarrolle ciencia al mismo nivel que en Estados Unidos.
El manifiesta su satisfacción por el magnífico desempeño de los jóvenes investigadores peruanos.
El laboratorio inaugurado también está compuesto por un microscopio de fuerza atómica. En la foto conversa con el doctor Eduardo Montoya, experto en microscopía electrónica.

Daniel Guerra está presentando cuatro propuestas de investigación a las instituciones que financian investigación, tales como la Fundación de Bill Gates, la Fundación Cobian (la que ha hecho posible, juntos con CONCYTEC, el inicio del laboratorio), la Academia del Tercer Mundo y el FINCYT,Daniel, hijo del científico Humberto Guerra, vivió en un ambiente en el que se hablaba de ciencia, por lo que le pareció natural hacer ciencia. Egresado del colegio María Reina, está totalmente dedicado a la ciencia, lo que le ha obligado a viajar y a aprender muchas cosas nuevas e interesantes.
Hoy tiene la importante responsabilidad de hacer avanzar un laboratorio que se ha constituido como un ejemplo a seguir en otros campos.

El fin del pescado

Arenques del Mar del Norte: pescamos el doble de lo que debiéramos.

La humanidad consume más del doble de pescado del que los mares están en condiciones de proporcionar.
De acuerdo con una investigación de científicos españoles e italianos, para el equilibrio ecológico de los mares no tendría mayores consecuencias que los seres humanos consumieran hasta siete kilos de pescado de mar per cápita por año.
Pero la realidad es muy diferente. El consumo de pescado en el mundo es del doble: unos 15 kilos per cápita, según datos de un estudio de científicos españoles e italianos publicado en "PLoS ONE", una revista interactiva y abierta en línea para la difusión de la investigación científica y médica.
Pesca de atún rojo en las costas de España.Los científicos destacan en su artículo que han constatado una tendencia al aumento de la pesca no sostenible en los últimos 50 años y muestran con datos fehacientes la expansión geográfica de la sobrepesca a todo el mundo.
De veinte a siete kilos per cápita
Hace cinco décadas, un consumo anual promedio de pescado de 20 kilos per cápita era aún aceptable, debido a que la población mundial era menor. Pero ya entonces comenzó a practicarse la sobrepesca.
El exceso de pesca dio comienzo en al Atlántico Norte, expandiéndose luego a los mares del Sudeste Asiático, el Golfo de México y finalmente a todo el mundo.
Una raya atrapada en una red: pesca accesoria, daños colaterales.

En algunas áreas, como el Mar del Norte y el Atlántico delante de las costas de los Estados Unidos, la situación ha mejorado recientemente, dicen los científicos, pero también allí el problema de la sobrepesca es agudo.
Los científicos exigen reducir drásticamente las cuotas de pesca en todo el mundo, luchar contra la pesca ilegal y no registrada y terminar con la pesca accesoria. La pesca accesoria es la que saca del mar "sin querer", tirándose luego por la borda de vuelta a las aguas.
Terminar con la práctica de "pescar y tirar"
La organización ecologista WWF exige prohibir la práctica de pescar y tirar, "pues la pesca accesoria es una de las causas principales del saqueo de los mares y océanos".
Sólo en el Mar del Norte se tira anualmente por la borda un millón de toneladas de pescado, nada menos que un tercio de la captura, agrega el WWF.
Por cada kilo de lenguado que se ofrece en la pescadería se tiran al mar seis kilos de otros animales marinos y por cada kilo de bogavante noruego, cinco kilos. En la mayoría de los casos se trata de pescados demasiado pequeños o para los que ya no hay cuota.
Cuán absurda es la situación lo demuestra un ejemplo de Escocia. A pesar de que la cuota hace tiempo que está agotada, los barcos que pescan varias especies a la vez, atrapan una y otra vez abadejos. Como está prohibido ofrecerlos a la venta, se tiran muertos de vuelta al mar. Así se desperdició en los últimos meses pescado por valor de unos 60 millones de euros y se debilitaron las existencias de abadejo.